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29 diciembre 2010
Atajos
Me pregunto qué me ha llevado a dar rodeos tan lejanos al camino elegido. Creo que hay atajos que es mejor no coger porque, una vez dentro, no tienen retorno. Puede que te pierdas en ellos y nunca llegues al objetivo que buscabas.
También es cierto que una se puede dar cuenta de esto una vez adentrada en el espesor del camino. Aunque suele haber indicadores claros de que hubiera sido mejor idea elegir la otra dirección, un pinchazo interno, un aviso exterior, señales desconectadas, todas ellas apuntando a que con cada paso se alejaba la posibilidad de retorno.
Pensar ahora ya no sirve de mucho, sólo hay que continuar navegando a la deriva al antojo del viento juguetón, que no deja pausa para descansar cuando las velas están izadas.
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